Eva Bracamonte, sospechosa del asesinato de su madre, Myriam Fefer, sufrió una crisis nerviosa en el Penal de máxima seguridad de Chorrillos, que la hizo golpearse a propósito la cabeza contra las rejas de la celda en la que fue recluida el último miércoles.
Según el diario 'La República', la hija mayor de la asesinada empresaria, ingresó a su celda, se sujetó de los barrotes y se golpeó la cabeza mientras gritaba: "Mamá, yo no te hice daño, ¡tú sabes que yo no te hice eso! Por qué, mamá, ayúdame a salir de aquí".
El personal del INPE ingresó inmediatamente a la celda, la sujetó e impidió que siguiera haciéndose daño. Luego, personal médico le administró calmantes y conversaron con ella para que pudiera superar esos primeros momentos en prisión.
Por su parte, Liliana Castro Mannarelli, también recluida en dicho penal, se mostró más calmada y resignada a su actual situación, indicaron fuentes penitenciarias al referido diario.
Las dos jóvenes, acusadas del asesinato de Fefer, ingresaron al penal llevando, cada una, bolsas de dormir y útiles de limpieza personal. Fueron ubicadas en celdas separadas.
El INPE decidió recluirlas en el penal de máxima seguridad de mujeres, anexo al de Santa Mónica, por medidas de seguridad. Ese penal alberga a presas por terrorismo. En Santa Mónica están las reclusas por delitos comunes, ahí podrían ser trasladadas posteriormente, después que avance su proceso judicial.
Según el diario 'La República', la hija mayor de la asesinada empresaria, ingresó a su celda, se sujetó de los barrotes y se golpeó la cabeza mientras gritaba: "Mamá, yo no te hice daño, ¡tú sabes que yo no te hice eso! Por qué, mamá, ayúdame a salir de aquí".
El personal del INPE ingresó inmediatamente a la celda, la sujetó e impidió que siguiera haciéndose daño. Luego, personal médico le administró calmantes y conversaron con ella para que pudiera superar esos primeros momentos en prisión.
Por su parte, Liliana Castro Mannarelli, también recluida en dicho penal, se mostró más calmada y resignada a su actual situación, indicaron fuentes penitenciarias al referido diario.
Las dos jóvenes, acusadas del asesinato de Fefer, ingresaron al penal llevando, cada una, bolsas de dormir y útiles de limpieza personal. Fueron ubicadas en celdas separadas.
El INPE decidió recluirlas en el penal de máxima seguridad de mujeres, anexo al de Santa Mónica, por medidas de seguridad. Ese penal alberga a presas por terrorismo. En Santa Mónica están las reclusas por delitos comunes, ahí podrían ser trasladadas posteriormente, después que avance su proceso judicial.
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